Todos asociamos la palabra “memoria” con recuerdos, con traer al presente hechos del pasado. Y, en efecto, el diccionario de la Real Academia de la Lengua define la memoria como “recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada” Pero ésta es la segunda definición de memoria que nos da el diccionario. La memoria es definida como “potencia del espíritu” por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado.
En cualquiera de las dos definiciones, perder la memoria es un drama personal. En esta oportunidad queremos mostrar lo que significa para una persona tener un deterioro cognitivo y lo que implica la perdida de memoria para su vida, Perder la memoria es perder algo “del espíritu”, algo de lo mas profundo del ser humano su capacidad para traer al presente situaciones o experiencias significativas, que generen algún tipo de aprendizaje o sentimiento, el perder la memoria atenta directamente contra la autonomía y el desarrollo de un ser humano, pierde su verdadero YO.
(Diana Bermúdez – Gerontóloga)
La memoria es una “función vital” que tiene que ver, con tres acciones vitales para la persona: evocar, convocar, y provocar. Son funciones vitales que se dan en el hombre gracias a la memoria, instrumento valiosísimo para dotar a la vida de sentido.
La memoria, es el gran tesoro que está compuesto de vivencias y experiencias, las cuales ayudan a formar la persona y generar aprendizajes que hagan evolucionar al ser humano, dotándolo de identidad, por eso desde Fundación Provida Colombia se crean talleres como el baúl de los recuerdos que consiste en usar momentos históricos o relevantes, teniendo en cuenta el tiempo y la ubicación de las personas mayores y como están o estuvieron relacionados con su vida, fomentando así el cuidado de la memoria.
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