Para hablar de inclusión social para las personas mayores, primero debemos de construir el significado que se tiene para definir a los Adultos Mayores, esto con el fin de enviar un mensaje de luz para el futuro, aprovechar la oportunidad de romper el esquema o la categoría en que se encasillan a una parte muy importante de nuestra sociedad.
El hecho de envejecer y tener unas cuantas canas no impide que el Adulto Mayor sea la parte más sólida de nuestra sociedad, no cumplen el papel de cuidadores de nietos, ni pierden capacidades, partiendo de sus experiencias vitales o conocimientos, basta con darse la oportunidad de escucharlos, para reconocer que la experiencia que corre detrás de esas arrugas son el sello del aprendizaje diario, el cual es una fuente de información infinita que se puede aprovechar en todos los aspectos que hacen parte importante en la construcción de la sociedad.
Con todo esto en algunas situaciones no se les da la importancia y respeto que merecen, se tiene la idea de que al llegar a la edad dorada se pierden capacidades, por suerte contamos con nuevas generaciones que están creciendo y generando un cambio, siendo más conscientes de todo lo que los Adultos Mayores pueden ofrecer a la construcción social partiendo de algo tan importante como lo son las raíces, las historias, el saber de dónde se inicia, cual es el proceso, es parte fundamental para conseguir un futuro mejor, trabajando por la inclusión social es cuando se entienden las capacidades y el potencial que tienen.
Si hablamos de la nueva economía y de la forma en que los negocios de emprendimiento están teniendo fuerza contamos con personas que muestran su plena autonomía con el ejemplo de: Isabel López (camándulas y denarios), Blanca Rueda (cuadros que comercializa en el parque Simon Bolivar), José Benigno Fajardo (cuellos en telar), Rosario Buitrago (Manualidad en velas), todos ellos usuarios de Fundación Provida.
Ellos como personas mayores por medio de sus emprendimientos han conseguido autonomía y han demostrado que pueden tener sus propios negocios siendo dueños de su tiempo y espacio, desarrollando habilidades de negociación, de interacción social, todo esto fortaleciendo su autoestima, cambiando la imagen en que se les ve a las personas mayores partiendo de sus iniciativas propias, con las que, muestran la capacidad y la convicción que tienen al enfrentar el atardecer de la vida.
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